Hacía días que nos rondaba la idea por la cabeza. Y si vamos a un chino a contarnos el pelo. Sabemos que puede sonar cutre pero a la vez puede resultar sumamente divertido. Una experiencia de esas que nos ofrece una ciudad tan guay del paraguay y multi culti como BCN. Y allá fuimos, el trío calavera, el terror de las calles.
Al entrar Y como Pedro por su casa saluda al chino, coge su abrigo y lo cuelga. N y yo nos miramos y decidimos proceder igual. ¿Quién pasa primera? Al final soy yo. Nobita vacía un bote con un producto sospechoso sobre mi cabeza y empieza a darme masajes en la cabeza arañándome con sus uñas de tigre de bengala. Y se sienta al lado y N sigue esperando su turno leyendo una interesante revista del corazón, probablemente la única escrita sin caracteres.
Tras enjuagarme el pelo, me siento en la misma silla. Nobita empieza a explicarnos cosas en chino (mandarín, cantonés o chino a secas, no parece los mismo). Y intenta desesperadamente enseñarles a pronunciar la R. Mientras ellos nos cortan el pelo "colto colto". Por unos instantes me veo en una película a lo Tarantino en la que en pocos minutos van a entrar unos chinos armados hasta los dientes y se van a cargar a medio local.
Mientras nos alisan el pelo nos explican que las "muejeles chinas" son malas "solo quelel coche y dinelo". Nos preguntan que a donde vamos por la noche, me imagino que a dormir como todo el mundo. Y voilà, toma peinado chino. La factura asciende a 12,50. Mas balato imposible. Plobablemente lepetilemos una expeliencia similal, como mola cambial!
2 comentarios:
hehehe es en serio aixos??
of course q és en serio, sóc una friki!
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